miércoles, 12 de marzo de 2008

Mentir no es la mayor diversión que una chica puede disfrutar sin tener que quitarse la ropa cuando eres creativo – Parte II


Hace unos días, mi abuela vino a verme después de un largo tiempo sin hablar de frente y sin encontrarme viéndome la cara a través de sus gafas. Ella no estaba en sus mejores días y su salud no es lo que solía ser. Tenía un problema en sus piernas y, a veces, simplemente no las sentía… Por lo tanto, tenía que sentarse o acostarse cuando eso ocurría. Sus largos años de caminar en la Tierra habían afectado su capacidad para transportarse a sí misma y cuando me di cuenta de que había decidido venir a verme, supe que sucedió algo muy importante. Perdónenme por la lágrima.

Es cierto, hice algo malo y tuvimos que hacer algo al respecto. Maté a una joven, bastante joven y cada minuto dentro de mi celda, me hizo sentir lo que hice a ella en 162000 segundos, y Dios sabe cuan dementes fueron cada uno de ellos.

Desde la primera vez que vi a la chica qué asesiné, mi cuerpo temblaba. En el interior de mi mente, empecé a hacer planes para hacerla caer en mi trampa. Ella sería mi primera víctima y sus ojos verdes experimentarían todos mis pensamientos pervertidos en una sesión en vivo.

No podía creer lo que estaba diciendo, ese es el tipo de cosa que escucharías de un hombre loco! Era como si el alma de un asesino poseyera mi cuerpo de vez en cuando…

A veces, un pequeño secreto le da a nuestras vidas una rápida huida de la realidad, otras veces, una blanca mentira asegura la felicidad de alguien a quien no queremos herir, pero cuando te das cuenta de que tú eres el que ha sido engañado, es cuando despiertas. Sin embargo, buscas una explicación para esa acción realizada en contra tuya, una excusa para perdonar el mentiroso, una respuesta para justificar el quien amas con todo tu corazón… Eso es irónicamente estúpido. Te estás engañando a ti mismo!

Nunca perdono, no soy un santo, y no soy un héroe. Es por eso que Jesús fue creado; él es el único que puede perdonar la infidelidad.

Esperé en mi coche hasta que ella saliera de la casa de ese hombre. La perra egoísta tuvo un montón de diversión esa noche, por lo menos, hasta que la secuestré…

Imaginé la peor forma de morir y se la hice a ella. Tomé los cuchillos más sucios y los clavé en sus piernas. Dejé fluir mi ira, mi inseguridad y tristeza a través de su cuerpo y pinté mis paredes y el suelo de rojo arte.

Su cadáver sin ojos durmió dentro de mi auto color ónix en el lago de la ciudad por una semana. Con cada mordida que le daba un pez a ese cuerpo, un detective se acercaba más al verdadero asesino.

Me atraparon cuando ella, más que un cuerpo, era un hotel para peces.

Aún con todas mis razones para matar a esa puta, terminé en la cárcel; todo lo que hice fue en vano! Obtuve mi soltería de nuevo y tenía una casa llena de pistas que me señalaban como el villano de la historia…! Fue muy mala idea guardar sus ojos verdes en mi refrigeradora y el sostén que tenía puesto esa noche (increíblemente, la perra tenía mi gusto…!). Soy tan estúpida!

“El tenía que estar aquí, no yo!!! ¿Por qué tuve que conocerlo? ¿Por qué fui a la librería ese día? ¿¡Por qué tomé el tiquete #54!? ¡Ayúdame, abuela! ¡AYÚDAME!”, grité antes de que todos los que estuvieran viendo a través del vidrio gigante como mi cuerpo comenzaba a calmarse y como mis gritos se convertían en ruidos de bajo volumen. Nunca en mi vida había sentido tanta paz y tranquilidad como en ese momento. El veneno corría en silencio por mis venas, guiado por mi propia sangre así como la oscuridad aparecía en forma de ojos cansados. El miedo vino a mí en el último segundo que recuerdo, pero hice lo que una voz extraña me dijo que hiciera: Solo dormir…

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